domingo, 13 de enero de 2019

PRESENCIA DE CAMERÚN EN LA BIBLIOTECA DE VALÈNCIA

Mirar la realidad desde el objetivo de una cámara fotográfica corresponde a uno de los grandes placeres que tenemos las personas que deseamos conocer más a fondo todo lo que vamos viendo en nuestro acontecer diario. No importa que sean situaciones cotidianas ya conocidas; ser fotografiadas las dota de una novedad, como si por primera vez fueran observadas. Si son hechos novedosos, espacios, paisajes, personas que miras con gesto de desconocidas, el objetivo agudiza, en ese supuesto, el poder de análisis, cercanía, descubrimiento, proximidad.
La escritora y fotógrafa valenciana Maluy Benet aparentemente lo tenía fácil cuando viajó a tierras de Camerún y decidió escribir un diario literario y gráfico de la experiencia. Todo le resultaba extraño. Su mirada deseaba absorber rostros, paisajes, grupos de personas, vida cotidiana. Se sentía mentalmente desnuda ante la gente de un continente en el que no cabe adentrarse con juicios previos arrastrados desde Europa. De modo que su cámara enfocaba el encuadre que la propia realidad social y física le ofrecía. Ni había elección previa del tipo de mirada ni tampoco pretendía embellecer lo que no percibiera como heróico.
Por estas y otras razones el visitante que recorre la exposición de fotos, llamada "Presències", que ofrece en la Biblioteca de València, situada en el maravilloso crucero del antiguo hospital de la ciudad, se enfrenta a un relato iconográfico espontáneo, natural, escasamente manipulado, muy alejado de las hazañas épicas por ríos acelerados o por estepas desérticas donde tigres y leones acechan la llegada del turista motorizado. Maluy ha conseguido en su observación de la sociedad tradicional camerunesa fusionarse con la forma de reir y llorar de sus mujeres y niños. En la imagen que os muestro he intentado aproximarme visualmente a este pensamiento que me surgió en la exposición que visité acompañado por la autora. Las mujeres en las fotos cubren su cabeza con una media calabaza multicolor, negación festiva de los habituales cascos protectores de sus guerreros.


Cada instantánea se muestra acompañada de una cita literaria procedente de obras de escritores de la literatura contemporánea, que nos ayuda a entender las formas de vida de los países africanos que tienen su salida al mar en la costa del amplio golfo de Guinea. Los 400 kilómetros de litoral que posee Camerún, limitando al norte con Nigeria y al sur con Guinea Ecuatorial, representan la cota más baja de un país en el que sus montañas tierra adentro superan los 4.000 metros. Al contraste geográfico le acompaña la dualidad cultural, francófona y anglófona, procedente de un pasado colonial, que acabó en 1960, en manos de Francia y Reino Unido.
Javier Reverte recuerda al visitante de la exposición que en África la paciencia no es una virtud, es una necesidad. Precisamente Maluy tuvo a veces que esperar pacientemente para conseguir la imagen del rostro que deseaba reproducir. En los poblados de tradición animista se cree que cuando te sacan una foto te han robado el alma. Así que era necesario enfocar a los compañeros de expedición para poder descubrir lejos y detrás de ellos, entre sus cabezas, el rostro local que deseaba inmortalizar, ajeno a la supuesta usurpación de su espíritu. También el teleobjetivo le ayudaba a captar la situación de manera espontánea sin previo aviso, sin indicar a los protagonistas de la imagen lo que debían hacer o expresar.
El conjunto de fotografías que nos ofrece esta escritora valenciana refuerza su manifiesta admiración profesional por el trabajo de José Manuel Navia, maestro en la foto de paisajes y costumbres. A esta fuente de inspiración técnica, añade su curiosidad de escritora dispuesta a descubrir y transmitir nuevos mundos, nuevas vidas, nuevos ángulos de percepción social. Como la imagen de un joven ciclista que captó circulando por un sendero de tierra seca, sin ninguna medida de protección personal ni advertencia de que al otro lado del camino la caída en el vacío podía arrastrarle a la muerte.  


Pitoa, Tourou, Nkongsamba, Foumban, Maroua, Pouse, Kribi, son nombres que corresponden a las diferentes paradas y poblaciones de aquel viaje realizado por Camerun hace unos años, cuando la amenaza yihadista de Boko Haram contra la región situada al norte del país no había situado la actualidad camerunesa en la primera plana de la prensa internacional. Asimismo la dictadura presidencialista en la que se asienta el poder político de Camerún salta ahora a los medios informativos, como un ejemplo más de las jóvenes repúblicas africanas que superaron el colonialismo y que todavía desconocen lo que es la democratización de la vida pública y de los recursos económicos. La esperanza de vida de los cameruneses, situada en los 54 años, es uno de los índices más bajos del mundo. Entristece dejarse llevar por la alegría de vivir que muestran los jóvenes protagonistas de la exposición y saber que su proyecto vital se interrumpirá antes del tiempo deseado.


Maluy Benet incorpora a la extensa bibliografía literaria que posee como escritora en valenciano, unas colaboraciones muy especiales en libros de fotografía, presentados en ediciones que fueron objeto de especial atención cuando salieron al mercado. Se trata del libro de Cristopher Makos dedicado a la comunidad valenciana  y del catálogo y exposición del reconocido Sebastiao Delgado que formó parte de la programación de la Bienal de València. También fué responsable de la parte fotográfica del libro "Sentiments", editado por el Grupo 10. El fotógrafo estadounidense Cristopher Makos -recordemos- entró en el mundo de la fotografía de la mano del artista Man Ray, cuando el artista americano inició una etapa de residencia en Europa. De vuelta a Nueva York enseñó el oficio a Andy Warhol.