(Este verano de 2017 he tenido el placer de hacer el pregón de las fiestas patronales de Macastre, pueblo donde permanecen ancladas numerosas raíces de mis antepasados por parte de padre. Así me expresé entre centenares de vecinos que llenaron la plaza. Las imágenes proyectadas sobre una pantalla iban ilustrando mis palabras)
Queridos vecinos, queridas vecinas, queridos veraneantes de
Macastre, buenas noches.
Estimats veïns, estimades veïnes, benvolguts estiuejants,
bona nit.
Estoy encantado de poder invitaros a participar en las
fiestas patronales de este verano.
Me siento orgulloso de animaros a compartir el interesante
programa de actividades que os proponen este año las diferentes organizaciones
que dan vida social a este pueblo.
De manera muy especial, me produce una gran alegría que sea
el Ayuntamiento quien ha pensado en mi persona para hacer el pregón de las
fiestas de 2017, después de honrar nuestra memoria familiar dedicando una calle
a mi bisabuelo Manuel Millás.
Yo no he nacido en Macastre. Ahora tampoco soy veraneante. Sólo
soy visitante habitual. Pasé los veranos
hace un tiempo en la zona del Bolot. Por tanto, me considero un higuero, satisfecho
de haber combatido el calor con los buenos manantiales de este pueblo.
No soy de Macastre. Pero siempre he considerado que parte de mis
raíces se encuentran en este pueblo, en esta comarca.
Mi bisabuelo paterno Manuel Millás Casanoves, dramaturgo y
poeta, ayudó a convertir Macastre en destino de moda de veraneo en tiempos de
la Renaixença.
Inés Sagreras Ferrer es mi bisabuela, y también vivió en
Macastre. Nació en Menorca, al igual que su hermano Juan Sagreras.
Este menorquín fue un hacendado, un empresario del siglo XIX,
que tuvo la quimera industrial de elaborar queso de estilo menorquín en tierras
de Macastre.
La travesía del pueblo tiene su nombre, el de Juan Sagreras
Ferrer, desde hace mucho tiempo.
Inés fue, primero, la novia de verano de Manuel y después su
esposa.
Inés y Manuel, mis bisabuelos, tuvieron su gran casa en la
calle Mayor, esquina con la plaza de los Árboles, según se distingue un poco al fondo en esta foto de 1915.
Mi abuelo paterno Manuel Millás Sagreras se casó con una
macastreña, Salvadora Mossi Bolumar, en vuestra iglesia de la Transfiguración del
Salvador, el 10 de abril de 1907.
También tuvieron su casa en la calle Mayor, en el número 4,
hasta que murió mi abuela Salvadora y entonces sus herederos la vendieron.
Siento que la energía vital de este pueblo, la vida social de sus calles, circula por mis
venas y me remite a las vivencias de mis ancestros.
Mi padre, Manuel Millás Mossi, levantó en unas huertas heredadas de su madre en la
zona del Bolot una casa rural, llamada Los Cedros, en la que pasé entretenidos
días de vacaciones.
Esta casa fue fotografiada desde el castillo por un diario valenciano cuando
cayó la gran nevada del 12 de febrero de 1983.
El fotoreportero Jesús Ciscar, buen amigo mio, higuero que veraneaba en los
chalets de los Cuatro Caminos, fue el autor de la instantánea.
No he nacido en Macastre, pero he crecido bebiendo agua del
Bolot. La recogíamos en garrafas el fin de semana cuando veníamos a visitar a
los familiares del pueblo.
Precisamente en El Bolot, la familia de mis bisabuelos Inés y Manuel,
organizaba reuniones con hijos y amigos, comidas y meriendas al aire libre, como podéis comprobar en la foto de 1905.
Hoy vuelve a salir agua por el Bolot y por La Fuente Grande,
donde nuestros antepasados buscaban la sombra y la buena brisa para entablar una larga conversación entre
amigos.
También sale agua por la escondida fuente de Santa Bárbara, después
de unos preocupantes tiempos de sequía.
El agua es uno de los grandes recursos que atrae veraneantes
al pueblo. Pero es un bien escaso en esta época. Ojala siga saliendo durante muchos
años.
Por el contrario, el fuego no es una circunstancia escasa, es una amenaza
permanente que pone en peligro la existencia de vuestros inmensos bosques y
montes. En el paseo del Bolot, un pequeño olivo, representativo de una Europa
solidaria y abierta a los refugiados, está por fortuna creciendo con fuerza, y
es un símbolo de lucha contra esos incendios injustificables que os han hecho mucho daño.
Yo sé, porque lo he
leído en periódicos y libros antiguos,
que en época de mis bisabuelos, de vuestros antepasados, aquí, en verano, se
organizaban veladas culturales por la noche, como la que estamos celebrando hoy, se representaban sainetes y
comedias en casa de los Navarro, actual sede del Ayuntamiento.
Se invitaba a visitar el pueblo a los escritores e
intelectuales de Lo Rat Penat, como Teodor Llorente, fundador y director de Las
Provincias, y Rafael Ferrer i Bigné, erudito, escritor y destacado miembro de la redacción de este periódico.
Luego, estos visitantes y veraneantes escribían artículos en
la prensa. Y su lectura despertaba la curiosidad de nuevos viajeros.
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