sábado, 7 de mayo de 2016

CRÓNICA DE UNAS CRÓNICAS AFORTUNADAS

El  pasado miércoles, 4 de mayo, celebramos los 40 años de la salida del diario El País al mercado informativo nacional. En ese número publiqué en las páginas de información de las autonomías una crónica titulada La oposición valenciana prepara tres congresos, después de haber estado trabajando cerca de un mes en los números cero. Estos ensayos nos sirvieron de ejercicio práctico a la red de corresponsales nacionales para integrarnos en los hábitos de trabajo de lo que iba a ser el diario independiente de la mañana. Pronto se convirtió en una plataforma informativa en la que todas las fuerzas políticas confiaron plenamente, y que garantizaba el asentamiento de la recuperada democracia. Rápido asumió la línea editorial y de contenidos que había puesto en práctica el semanario Triunfo durante los tiempos de censuras y cierres de publicaciones, lo que provocó a medio plazo que esta revista dejara de editarse. Ahora El País se define como periódico global y ha situado la información autonómica, excepto la catalana, en un plano secundario, después de cancelar y recortar drásticamente las inversiones realizadas en delegaciones y en ediciones locales durante largos años.

Cuando salió El País hacía tan solo poco más de cinco meses que Franco había muerto y muchos españoles estábamos embarcados en una transición política en la que deseábamos asentar fírmemente un nuevo sistema político de democracia parlamentaria, representada por un monarca Borbón, Juan Carlos I, al que el dictador le había encomendado seguir con su obra. Pero por fortuna no fue así, porque desde el primer momento el monarca comprendió que su representación sólo se legitimaría con el respaldo ciudadano expresado en una democracia real y representativa de todas las opiniones políticas. De modo que intentó ganarse su legitimidad por un acuerdo político y social y no por el dedo del dictador.

Vamos de 40 en 40, pues esas décadas son las que Franco consiguió mantener su dictadura, y otras tantas corresponden al tiempo en el que hemos desarrollado la democracia. Mi aportación al 40 aniversario del diario ha sido, por casualidad, el libro Crónicas de la transición valenciana 1972-1985, con el que acabo de finalizar una gira valenciana de promoción, en la que he tenido la oportunidad de compartir espacios y tribunas con amigos y especialistas muy cualificados, y con un público lector entrañable y elocuente, al que quiero dedicar esta crónica de balance y gratitud.

   
En el MUVIM de Valencia, donde actuó de anfitrión su director Rafael Company, el libro se presentó por primera vez en sociedad. Los ejemplares del expositor que puso la librera Lola se agotaron. El catedrático de historia de la economía y exconseller socialista, Joaquin Azagra, marcó el contrapunto generacional del locutor de la SER, Juan Magraner, que recordó la transición como el momento en el que su escuela de párvulos cambió el retrato de Franco por el de Juan Carlos. El presidente de ACICOM (Associació Ciutadania i Comunicació), José Ignacio Pastor, destacó algunas conclusiones informativas que sugiere la lectura del libro. Compañeros de profesión, políticos que ya no ejercen, profesionales cualificados, representantes sociales, estudiantes, compartieron con la mesa de presentadores puntos de vista polémicos. El abogado Alejandro Mañes, al finalizar la presentación del libro, creyó haber asistido a un debate del histórico programa de TVE, La clave, dirigido por José Luis Balbín


La libreria Argot de Castellón nos recibió con los brazos abiertos. Rodeados de estanterías ocupadas por numerosos libros y ediciones dedicados a la actualidad cultural de la provincia, pudimos hablar de periodismo, política, elecciones, partidos, medio ambiente, etcétera. Son los contenidos diversos que ofrece el libro, una pequeña muestra de las secciones que integran habitualmente las páginas de un periódico. Mano a mano, junto al escritor José Manuel Gonzalez de la Cuesta y el sociólogo Vicent Flor, editor de mi libro y nuevo responsable de la Institució Alfons el Magnànim, pude compartir un análisis de los pactos entre partidos que no se resuelven en la España de hoy como sucedió en los setenta, tanto en el terreno político como en el económico y sindical.


En la Fundació Caixa Vinaròs el libro entró por sorpresa, como una de esas creaciones artísticas que el compositor Carles Santos, natural de esta población, nos ofrece de vez en cuando. Su piano en silencio, con el que todos los días ensaya y practica, acompañó mis palabras y las del presidente de la entidad, Manuel Molinos, un empresario de la construcción que se preocupa por innovar la renovación de calles con materiales que puedan medir los índices de contaminación. La gerente de este centro cultural abierto en la Casa de Membrillera, Nati Romeu, organizó sin fallos la presentación, y la periodista Mariola Nos animó a participar al público que acude a su nueva librería.



La Universidad de Alicante nos acogió en la Seu que tiene en el centro de la ciudad, un bello edificio situado en la calle San Fernando. Su director Jorge Olcina, geógrafo especializado en climatología, se mostró agradecido por nuestra presencia. La trayectoria de los ponentes seleccionados no era para menos. El periodista Jose María Perea une en su biografía la experiencia informativa con la política de exdirigente comunista. El historiador Francisco Moreno Sáez es gran experto en el estudio e investigación de la transición en Alicante. Y Pere Miquel Campos, periodista de la desaparecida Radio 9, sabe ejercer de maestro experimentado en estas lides informativas y representativas.



El amigo Jaume Lloret, investigador de la historia del teatro popular valenciano, leyó una acertada crítica del libro ante los amigos de la Asociación cultural El Tumbao, en Alicante, que tuvieron la amabilidad de invitarme a hablar de mis crónicas de la transición. Leímos juntos las tres informaciones del libro que hablan del asesinato del militante del Movimiento Comunista, Miquel Grau, perpetrado por un joven de extrema derecha en la Plaza de los Luceros. Recuperamos de nuevo la memoria de aquellos hechos que tiñeron de luto la transición valenciana. Carmina Pacheco reunió a destacados testigos de aquel suceso político en el local donde estuvimos. Y las hermanas Reig Cruañes aportaron opiniones y valoraciones para entender aquella época de reformas y ruptura.



Celebramos el Día del Libro en el centro social de San Antonio de Benageber en un acto organizado por las Juventudes Socialistas. Promover el diálogo intergeneracional ha sido uno de los objetivos de esta gira promocional. La portavoz socialista municipal Marta Retamosa me dió el pie para opinar sobre el tiempo de los primeros pasos de la democracia y hablar de la encrucijada política actual, en la que los periódicos y la información están tan devaluados como los dirigentes políticos y sus partidos. La concejal de Cultura, Elisa Plano, compartió con nosotros entre numerosos vecinos el desarrollo de esta presentación.



Hace unos días la gira concluyó en la Fira del Llibre de Valéncia en el marco de un debate dedicado a la transición. A la invitación acudieron destacados dirigentes de la época: Vicent Garcés y Victor Fuentes, socialistas, y Dionísio Vacas, líder sindical de CC.OO, entre otros. En la mesa coordinada por Vicent Flor, estuvimos varios autores de libros dedicados al tema. Benito Sanz, profesor universitario y exdirigente socialista, aportó valiosos puntos de vista inspirados en su extensa bibliografía dedicada a la política valenciana de la transición. Joana Tormo y Guillem Llop nos recordaron la etapa preautonómica de cuatro años en los que fuimos oficialmente País Valencià y hablamos catalán. Por mi parte insistí en la cultura de pactos que se practicó en aquellos años: los partidos valencianos antes de aprobarse el estatuto de autonomía organizaron la vida pública formando ocho gobiernos diferentes, que acordaron y aplicaron todo tipo de pactos y exclusiones entre derecha, centro e izquierda.
Y hasta aquí esta crónica sobre la presentación en sociedad de unas crónicas afortunadas, pues me están devolviendo muchas satisfacciones después del esfuerzo y la preocupación que les dediqué cuando en mi primera etapa profesional las escribí para ser publicadas en el semanario Triunfo y en los primeros años del diario El País. Aquel fue un tiempo informativo en el que nos seguimos reconociendo muchos españoles que asistimos al espectáculo político de hoy con perplejidad.