domingo, 23 de junio de 2019

GUSTAVO ALMEIDA, PASIÓN POR EL ESCENARIO

"Vértice" es el nombre del cuarto disco de Gustavo Almeida, brasileño afincado en Galicia. Y es también el contenido musical fundamental de la gira de conciertos que Gustavo está ofreciendo por diferentes ciudades españolas durante 2019. Hace unos días le tocó el turno a la capital del Turia, ciudad precisamente donde realizó toda la producción del disco en los estudios del músico y productor Nacho Mañó (miembro del emblemático grupo Presuntos Implicados). Asimismo es el lugar donde el cantante comenzó su trayectoria profesional impulsada por Assisi Producciones, Música y Compromiso.
He tenido la fortuna de incluir en el disco libro que ha editado un texto mío -por generosa petición del cantante- en el que imagino que Gustavo me encomienda la tarea de presentar su concierto anticipando desde el micrófono a los espectadores lo que van a ver, el artista que van a encontrar sobre el escenario. En el texto, que titulo "Para encender el corazón", invito al lector a  descubrir a Almeida a través de unas letras y melodías que le salieron de las entrañas, con sentimientos y pasiones de muy variada modulación.
Pues bien, ahora, después de volverlo a encontrar iluminado por unos focos en Valencia, no se trata de imaginar sino de confirmar que la pasión de este cantante sabe cautivar al espectador que decide asistir a sus conciertos. Su noche valenciana estuvo llena de intensidad, cálida interpretación y excelente ejecución musical.


"Fué de repente", en castellano y en brasileño; "El escenario", ese espacio en el que sueña a diario aquel niño hijo de la artista que de mayor decidió colgar las botas de futbolista; el amor que siempre escapa en "La deuda del universo"; "El cielo siempre se abre" para quienes no tienen las llaves del futuro y de las ilusiones; "Entre el cielo y el olvido" todo lo vivido no se pierde si el camino es la verdad; y así otros cautivadores temas de amor y desamor van completando el concierto que ya había visto por primera vez con motivo de su estreno en el Teatro Principal de Pontevedra. Pero la melodía que nunca pasa desapercibida, y que Gustavo interpreta mirándose hacia dentro, es "Tú nunca estarás sola", dedicada a su hija Isabela y al espacio infinito que ocupa en su corazón -en cierto modo también evoca a su hijo Luan- :"...ni siquiera cuando todo el mar se seque... ni aunque la misma soledad te abrace fuerte y no te suelte...tú nunca estarás sola".



En el espectáculo la presencia de Nacho Mañó, situado con su guitarra bajo la luz tenue del foco azul, transmitía la imagen de ser mucho más que el productor del disco. Como ángel protector descendió con vuelo reposado a recoger al acelerado Gustavo, que entregado a su pasión por el escenario y por interpretar sus creaciones con el cuerpo y el alma encendidos, se había saltado una de las canciones previstas. Le recordó que había que ajustarse a la planilla del espectáculo para alcanzar el ritmo propuesto. 
La canción "Sabías", que Nacho y su compañera en la vida y en el escenario Gisela Renes incluyeron tiempo atrás en el disco "Tonada de luna llena", formó parte de la magia de esta noche valenciana, pues ambas voces crean un contrapunto muy sugerente dado los orígenes de sus ejecutores: Brasil y Argentina.



En el escenario el juego de seducción que despliega Gustavo no tiene un número marcado, como sí que sucedía cuando años atrás jugaba en un equipo de fútbol y salía al césped con la camiseta numerada, formando parte de un colectivo de deportistas. Sobre las tablas del teatro se la juega sólo, perfectamente arropado por dos guitarras más la suya, un piano y un batería (en determinadas actuaciones la banda se amplia). Y es que sus conciertos son un encuentro de soledades en el que Gustavo se emplea a fondo, y consigue conquistar la emoción de nuevos oyentes para su música.



En el disco libro "Vértice" el interprete dedica un amplio espacio a explicar el camino que recorrió para llegar a la grabación definitiva del trabajo y poderlo presentar en compacto a sus numerosos seguidores. Finaliza su testimonio escrito con estas palabras que vencen inseguridades, las que cualquier creador honesto genera antes de su estreno o de su actuación, Luego, sobre el escenario, las dudas se transforman en crecimiento, emoción y placer. "Si el fin era este, toda la travesía ha valido la pena. Todo lo vivido no se pierde si el camino es tu verdad. Antes o después se confirma que valió la pena andar".
Después de ver a Gustavo Almeida sobre un escenario en Valencia creo que -como ya he escrito en su disco- siempre canta para encender el corazón. Con sus canciones es imposible mostrar tibieza, indiferencia, distancia.





domingo, 28 de abril de 2019

¡LA LECHE!, REVISTA CULTURAL PARA NIÑOS QUE CAMBIAN EL MUNDO

Cada número intenta ser diferente. Cada comparecencia informativa con el joven lector no sólo cambia el mundo exterior, la estación meteorológica, la temperatura ambiental, transforma también la interacción psicológica que reclama para leer el contenido del número de 64 páginas. En cada cita periódica altera la cabecera con la que se ofrece a los/las seguidores/ras. Esta revista ¡La Leche! es realmente una leche cada ocasión que comienzas a leer sus numerosos temas y secciones: revista para los que nunca hacen trampa, revista para los que tienen buena puntería, revista para los que repiten postre, revista para los que tienen sueños y sueño... y así hasta que dure el apoyo de los lectores. Quienes la hacen son editores inagotables, infatigables, siempre a punto de renovarse e indagar.


Con generosa humildad inició esta aventura hace pocos años Gustavo Puerta Leisse, amante de los libros y las librerías, especialista en la critica literaria y en la escritura para niños y jóvenes. La alimenta rodeado de un seleccionado equipo de escritores, ilustradores y pedagogos, dispuestos a encontrar nuevos caminos en la información que merecen recibir los pequeños cuando pretenden acercarse al mismo mundo que vivimos, disfrutamos y padecemos los mayores. Este es precisamente el valor añadido de la publicación: el sumario de temas comparte intereses de muchas generaciones, y aunque el estilo literario no abandona el tono didáctico, pedagógico y cercano, para el lector experimentado su lectura sigue siendo un placer informativo.
El editor de la revista subraya tres factores como objetivo prioritario de quienes diseñan y llenan de contenido el tazón informativo de ¡La leche!: las posibilidades que abre la comunicación escrita con los niños, la oportunidad de reflexionar sobre el presente y la finalidad de poder compartir su trabajo y creatividad con el lector. Yo añado una cuarta observación, después de haber experimentado con la lectura de varios números. La manera de abordar los temas impulsa una comunicación no reglada entre los adolescentes y los adultos que comparten la publicación. Está pensada para que la lean y entiendan los niños, pero sin vivir ajenos al mundo ya determinado y adulto que les rodea. Favorece la comunicación intergeneracional.


Gustavo busca en su memoria infantil argumentos para encontrar el tono de la publicación. De entrada el autoritarismo queda absolutamente relegado. "A muchos adultos les cuesta argumentar. No están acostumbrados a explicarles a sus hijos o alumnos por qué deben hacer algo", confiesa abiertamente. "Tampoco son capaces de satisfacer la necesidad que tienen los niños de comprender aquello que les obligan a aprender. Muchas veces detrás de esta reacción autoritaria se halla la pereza. Pensar requiere un esfuerzo. Explicar exige análisis, tiempo y dedicación. Discutir demanda atención, escucha y cierta dosis de humildad".
Y esa falta de esfuerzo adulto es la que le condujo a una frustración ortográfica que sólo ha podido solventar al llegar a mayor y disponer de un espacio escrito para articular la respuesta que en su día no quisieron ofrecerle. "De niño le pregunté a mi maestra por qué la palabra vehículo lleva una hache intercalada. "Deja de buscarle los tres pies al gato" fue su pedagógica respuesta", afirma. De modo que hoy el lector de ¡La leche! puede encontrar la respuesta aplazada, todo un dossier dedicado al sentido de la ortografía en la comunicación. Y de paso le recuerda a la perezosa maestra que "si le buscas los tres pies al gato, es posible que descubras con fascinación que tiene cuatro patas, que te preguntes por su rabo, que te plantees por qué los humanos hemos perdido la cola, que imagines cómo sería nuestro día a día si tuviéramos este apéndice flexible".


Los contenidos corresponden a un abanico de intereses muy diversos. Desde la situación actual de la Antártida, las características del antiguo Egipto o el mundo cerrado de Corea del Norte, a las nuevas formas de amar entre personas del mismo sexo, el mundo de los sueños o la vida social de las plantas. Los encartes permiten jugar y establecer una manipulación manual para apropiarse del buen papel y excelente edición que caracteriza a la revista. Y nunca faltan un disco y una película recomendados, que ocupan las últimas páginas del número.
Para mi fue una sorpresa descubrir el expositor de ¡La leche! en la última edición de Baba Kamo, festival y feria del libro ilustrado, que ocupó el claustro gótico del Convent del Carme, en València, el pasado diciembre. Si queréis disponer de más información, en este correo podréis encontrarla: buzon@revistalaleche.com.



domingo, 13 de enero de 2019

PRESENCIA DE CAMERÚN EN LA BIBLIOTECA DE VALÈNCIA

Mirar la realidad desde el objetivo de una cámara fotográfica corresponde a uno de los grandes placeres que tenemos las personas que deseamos conocer más a fondo todo lo que vamos viendo en nuestro acontecer diario. No importa que sean situaciones cotidianas ya conocidas; ser fotografiadas las dota de una novedad, como si por primera vez fueran observadas. Si son hechos novedosos, espacios, paisajes, personas que miras con gesto de desconocidas, el objetivo agudiza, en ese supuesto, el poder de análisis, cercanía, descubrimiento, proximidad.
La escritora y fotógrafa valenciana Maluy Benet aparentemente lo tenía fácil cuando viajó a tierras de Camerún y decidió escribir un diario literario y gráfico de la experiencia. Todo le resultaba extraño. Su mirada deseaba absorber rostros, paisajes, grupos de personas, vida cotidiana. Se sentía mentalmente desnuda ante la gente de un continente en el que no cabe adentrarse con juicios previos arrastrados desde Europa. De modo que su cámara enfocaba el encuadre que la propia realidad social y física le ofrecía. Ni había elección previa del tipo de mirada ni tampoco pretendía embellecer lo que no percibiera como heróico.
Por estas y otras razones el visitante que recorre la exposición de fotos, llamada "Presències", que ofrece en la Biblioteca de València, situada en el maravilloso crucero del antiguo hospital de la ciudad, se enfrenta a un relato iconográfico espontáneo, natural, escasamente manipulado, muy alejado de las hazañas épicas por ríos acelerados o por estepas desérticas donde tigres y leones acechan la llegada del turista motorizado. Maluy ha conseguido en su observación de la sociedad tradicional camerunesa fusionarse con la forma de reir y llorar de sus mujeres y niños. En la imagen que os muestro he intentado aproximarme visualmente a este pensamiento que me surgió en la exposición que visité acompañado por la autora. Las mujeres en las fotos cubren su cabeza con una media calabaza multicolor, negación festiva de los habituales cascos protectores de sus guerreros.


Cada instantánea se muestra acompañada de una cita literaria procedente de obras de escritores de la literatura contemporánea, que nos ayuda a entender las formas de vida de los países africanos que tienen su salida al mar en la costa del amplio golfo de Guinea. Los 400 kilómetros de litoral que posee Camerún, limitando al norte con Nigeria y al sur con Guinea Ecuatorial, representan la cota más baja de un país en el que sus montañas tierra adentro superan los 4.000 metros. Al contraste geográfico le acompaña la dualidad cultural, francófona y anglófona, procedente de un pasado colonial, que acabó en 1960, en manos de Francia y Reino Unido.
Javier Reverte recuerda al visitante de la exposición que en África la paciencia no es una virtud, es una necesidad. Precisamente Maluy tuvo a veces que esperar pacientemente para conseguir la imagen del rostro que deseaba reproducir. En los poblados de tradición animista se cree que cuando te sacan una foto te han robado el alma. Así que era necesario enfocar a los compañeros de expedición para poder descubrir lejos y detrás de ellos, entre sus cabezas, el rostro local que deseaba inmortalizar, ajeno a la supuesta usurpación de su espíritu. También el teleobjetivo le ayudaba a captar la situación de manera espontánea sin previo aviso, sin indicar a los protagonistas de la imagen lo que debían hacer o expresar.
El conjunto de fotografías que nos ofrece esta escritora valenciana refuerza su manifiesta admiración profesional por el trabajo de José Manuel Navia, maestro en la foto de paisajes y costumbres. A esta fuente de inspiración técnica, añade su curiosidad de escritora dispuesta a descubrir y transmitir nuevos mundos, nuevas vidas, nuevos ángulos de percepción social. Como la imagen de un joven ciclista que captó circulando por un sendero de tierra seca, sin ninguna medida de protección personal ni advertencia de que al otro lado del camino la caída en el vacío podía arrastrarle a la muerte.  


Pitoa, Tourou, Nkongsamba, Foumban, Maroua, Pouse, Kribi, son nombres que corresponden a las diferentes paradas y poblaciones de aquel viaje realizado por Camerun hace unos años, cuando la amenaza yihadista de Boko Haram contra la región situada al norte del país no había situado la actualidad camerunesa en la primera plana de la prensa internacional. Asimismo la dictadura presidencialista en la que se asienta el poder político de Camerún salta ahora a los medios informativos, como un ejemplo más de las jóvenes repúblicas africanas que superaron el colonialismo y que todavía desconocen lo que es la democratización de la vida pública y de los recursos económicos. La esperanza de vida de los cameruneses, situada en los 54 años, es uno de los índices más bajos del mundo. Entristece dejarse llevar por la alegría de vivir que muestran los jóvenes protagonistas de la exposición y saber que su proyecto vital se interrumpirá antes del tiempo deseado.


Maluy Benet incorpora a la extensa bibliografía literaria que posee como escritora en valenciano, unas colaboraciones muy especiales en libros de fotografía, presentados en ediciones que fueron objeto de especial atención cuando salieron al mercado. Se trata del libro de Cristopher Makos dedicado a la comunidad valenciana  y del catálogo y exposición del reconocido Sebastiao Delgado que formó parte de la programación de la Bienal de València. También fué responsable de la parte fotográfica del libro "Sentiments", editado por el Grupo 10. El fotógrafo estadounidense Cristopher Makos -recordemos- entró en el mundo de la fotografía de la mano del artista Man Ray, cuando el artista americano inició una etapa de residencia en Europa. De vuelta a Nueva York enseñó el oficio a Andy Warhol.