martes, 14 de abril de 2020

MAESTRAS REPUBLICANAS: DOS CUÑADAS CON DIFERENTE FORTUNA

Hoy, 14 de abril, día que conmemoramos la proclamación de la Segunda República Española confinados en casa para ganar el futuro a la pandemia del coronavirus, quiero hacer homenaje a las mujeres y hombres que participaron en aquel tiempo en la expansión social  del acceso a la educación y a la cultura, inspirados en la libertad de pensamiento y en valores laicos.
Y para ello os presento un libro editado en Mallorca, por Lleonard Muntaner Editor, titulado Escola pública i mestres depurats (1936-1939). El cas de Maria de la Salut, escrito por Joan Carbonell Matas, profesional del sistema educativo mallorquín especializado en la aplicación de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Este pequeño volumen mereció el galardón del Premi Font i Roig de ensayo el pasado año, convocado por el ayuntamiento de esta población situada en el noreste agrícola de la isla. Dedica una especial atención a mi madre Ana y a su cuñada Fina y su marido Armando, comprometidos todos ellos con la educación republicana, pero que el desarrollo de la guerra civil, en donde Mallorca nunca estuvo del lado del gobierno legítimo, determinó que padecieran el proceso de depuración impuesto por los militares golpistas y que sus vidas tuvieran, tiempo después, unos destinos muy diferentes.
La portada del libro ilustra la fachada característica del centro construido en tiempo de la Dictadura de Primo de Rivera, levantado gracias al espíritu benefactor del médico del pueblo que se convirtió en promotor de las nuevas escuelas de niñas y niños, conocidas en tiempo más reciente como las escuelas de abajo y de arriba, por su situación en la estructura urbana.
El edificio mantiene todas sus características de sólida arquitectura clásica influenciada por algunos rasgos isleños, como es la presencia de un pozo en el patio central. Su última rehabilitación lo ha transformado en una hermosa biblioteca y espacio cultural. A raíz de su doble inauguración en 1928 y 1929 desfilaron primeros personajes de la vida nacional: el infante de España, Jaime de Borbón, y el presidente del Consejo de Ministros, Miguel Primo de Rivera, cuando seguía reinando Alfonso XIII. Yo he tenido oportunidad de visitarlo en dos ocasiones.




Carbonell cuenta que Fina Millás Mossi (identificada en la documentación como Josefa) fué una de las maestras desplazadas de la zona republicana de Menorca a Mallorca por razones familiares, y en esta última isla le cogió en julio el inicio de la guerra por lo que no pudo regresar a su plaza en propiedad en Ciutadella. Se incorporó el 12 de noviembre de 1936 a la escuela de niñas de María de la Salud, aunque vivía en Palma con su novio y posterior marido Armando, maestro en la población de Artá. A raíz de la guerra se había incorporado como brigada de complemento de ingenieros del Batallón de Baleares. Pero pese a esa decisión de entrar en el ejército franquista  (tal vez así evitaría sospechas sobre su ideología republicana -añado yo- ) estuvo pendiente de un consejo de guerra de carácter colectivo y permaneció varios meses encerrado con carácter preventivo en la prisión del fortín de Illetes.
En septiembre de 1936 Fina y Ana Covas Brunet (Anita para nuestra familia, nacida el 25 de julio de 1915 en Palma) coinciden en María y mantienen una amistad muy estrecha. Es Josefina quien presenta a su hermano a Ana, que será su futuro esposo Manuel. Así inicia el autor el apartado dedicado a Dues cunyades amb diferent sort.
Josefa era mayor que Ana. Había nacido en Valencia el 11 de enero de 1911. Desde enero del 35 era maestra definitiva de párvulos en Menorca. De las diferentes depuraciones que tuvieron lugar en Mallorca intentó pasar la primera, según acredita la documentación, con informe favorable de la Guardia Civil y el alcalde, pero fue el capellán del pueblo Matías Noguera quien puso las principales objeciones: "deja algo que desear debido a su manifiesta frivolidad demostrada sobre todo en sus pinturas y exagerada inmodestia en el vestir dando mal ejemplo a las niñas", "no son tampoco nada recomendables sino más bien merecedoras de toda censura las noticias que llegan de ella", y sin embargo el párroco reconoció que "cumple como cristiana porque asiste a misa y comulga con alguna frecuencia".
Toda esta documentación se conserva en el Arxiu Museu de l'Educació de les Illes Balears, abierto en la población de Inca, gracias a la visión de futuro que tuvo un empleado de las oficinas de la  delegación de Educación en Palma. Cuando la intentona de golpe de estado de 1981 decidió meter en cajas la documentación sobre las depuraciones de maestros republicanos y conservarla en lugar seguro.
El encuentro entre Fina y Anita, mi madre, quedó escrito en un diario de su juventud que redactó a los 80 años, al recordar una etapa que consideraba feliz por la formación y autonomía personal que adquirió como mujer con cultura y futuro profesional, gracias al apoyo familiar y a la gestión educativa de la República. A ambas se les puede reconocer, junto a otras profesoras, en las fotos del álbum familiar de aquella época, apoyadas sobre las características columnas de la fachada.



En un segundo expediente de la depuración de Fina, según la documentación que ha manejado Carbonell, se le relacionó directamente con el registro de los domicilios en Artá de Armando y de otro compañero suyo de profesión en  los que "presuntamente se encontró material de ideología anarcocomunista". Por lo que le denegaron en enero de 1938 un nuevo destino en Palma y alrededores. Pese a que la comisión no pudo probar su filiación política republicana ni sindicalista, en el sobre figura la letra R, que significa "roja".
Y es que -escribe el autor del libro- los depuradores aplicaban a las maestras criterios más exigentes que a los maestros. Para analizar su conducta exigían sumisión, inhibición, docilidad y discreción: debían ser sumisas a la Iglesia, sexualmente reprimidas, dóciles frente al hombre. Si este no era su perfil, la maestra republicana no era rehabilitada y seguía depurada para la actividad docente franquista.
Finalizada la guerra, Josefa no se presentó en octubre de 1939 a su plaza en propiedad de Ciutadella, porque se había casado con Armando el 21 de julio de 1938 en la parroquia del Terreno, barrio palmesano donde vivían. El último año bélico prefirió dedicarlo a cuidar de su esposo que seguía en la prisión militar de Illetes. Es posible que en su salida de prisión y posibilidad de regresar ambos a Valencia influyera mi padre Manuel, que pasó la guerra en la isla junto a su hermana, primero como joven falangista y luego, al incorporarse a filas, como militar que ascendió rápidamente en el cuerpo de ingenieros ocupado en una unidad de morteros, por tener estudios de técnico industrial.



En el diario de mi madre ha quedado escrito el encuentro con Fina y su hermano Manolo con las siguientes palabras: "A los pocos días llegó la nueva maestra, acompañada de su hermano, un joven vestido de falangista... Nosotras dos simpatizamos enseguida, nos agradamos en extremo. En cuanto al falangista no me fijé mucho en él...Nuestra amistad se hizo fuerte, verdadera y... pasamos juntas toda la guerra... muy buenas amigas, casi como hermanas... Por eso mi amistad con los Millás se hizo muy intensa". El hermano "cambió su uniforme de falangista por el de militar, pues llamaron a su quinta".
En el expediente de depuración de Anita fue el capellán Matías Noguera, quien de nuevo puso las objeciones más reaccionarias: "Respecto a la conducta social y particular, antes más modesta y seria, últimamente, y lo atribuyo yo al pernicioso influjo de otras compañeras maestras, dejaba algo que desear y fue objeto de censuras por parte del público". De modo que en el curso 1937-38 se dedicó a coser ropa militar en casa, al ser depurada. Una vez formalizada la relación sentimental con Manolo pudo reincorporarse a la escuela de María de la Salud en el último curso de la guerra.
El destino, la suerte final de las dos cuñadas, fue muy diferente. Fina murió el 15 de enero de 1941 en Valencia durante el parto de su primera hija, quedando el bebé al cuidado de Armando y su familia, en cuya casa vivían pues tras dejar lejos los trágicos episodios de Mallorca carecían de medios económicos. 
Anita recuerda en su diario que Fina le escribía para recomendarle que se casara pronto con su hermano, "que en la familia de Valencia todos me esperaban". "Pero entonces ocurrió algo impensado y terrible... Fina falleció después del parto, acto seguido. Yo estaba en Maria de la Salud y recibí carta de Manolo, con la fatal noticia. Yo quedé desolada... además del dolor, sentí miedo al parto (ya lo tenía) y pensé que no me iba a casar, no por entonces. Y así se lo escribí a Manolo".
Para mi madre la amenaza de que el ejército franquista fuera a participar en la Segunda Guerra Mundial, suponía tener que separarse de su novio, con el riesgo de perderlo definitivamente en un nuevo conflicto bélico. Esta posibilidad de que España entrara de nuevo en guerra, le hizo cambiar de opinión y el 8 de septiembre de 1941 mis padres se casaron en la ermita de la Bonanova, en Génova.
Si Fina truncó definitivamente su vida y su carrera de maestra republicana de manera tan dramática a los 29 años, casi 30, Anita, después de criar una familia de seis hijos, tuvo la oportunidad de reincorporarse como maestra, 42 años después, en el curso de 1981-82 a una escuela de Xirivella (Valencia) gracias a la ley de Amnistia de 1977. Dos años antes de su jubilación recuperó el espíritu de mujer libre, que trabaja fuera de casa, se relaciona socialmente con quien desea y aporta un sueldo al hogar. A mi padre le costó digerir el cambio, aunque nunca se opuso a su decisión y colaboró en aplicarla. Pero algún efecto interno, indeterminado, debió producir la vuelta de su esposa a la independencia de su juventud, porque mi padre dejó de vivir a los 74 años, víctima de un infarto y una dolencia pulmonar, y Anita le sobrevivió muchos años mas, hasta que falleció a los 97 protegida por una autonomía económica efecto de su profesión recuperada.
Me produce una enorme alegría poder escribir hoy este homenaje dedicado a dos maestras republicanas y recomendaros la lectura de la investigación realizada por Joan Carbonell Matas, que pese a centrarse en la realidad de una pequeña escuela de un pequeño pueblo mallorquín, representa la memoria de numerosos hombres y mujeres que desde el magisterio lucharon por defender los valores democráticos de una escuela laica.