martes, 21 de noviembre de 2023

LAS RUTAS VALENCIANAS DE SOLER CARNICER

La entrega a título póstumo del Premio Extraordinario Cavanilles de Turismo al escritor José Soler Carnicer, galardón que concedemos anualmente los periodistas y escritores de viajes y turismo valencianos, me permite hablar de algunos de sus numerosos libros. Deseo escribir sobre dos libros que me ayudaron a alimentar mi vocación escritora y viajera. Leer los dos volúmenes de Rutas valencianas, editados por el diario Las Provincias en 1963 y 1964, despertó en mí, cuando era adolescente, una curiosidad y un interés por el territorio valenciano, afición que he mantenido viva a lo largo de mi vida, desarrollada y expresada en una extensa bibliografía, e innumerables publicaciones, documentales de televisión y artículos de prensa. 

El 6 de octubre de 1956 el diario decano estrenó una nueva sección de huecograbado, unas atractivas páginas color verde destinadas a recoger los viajes de Soler por nuestras tierras y paisajes, y su publicación periódica generó después los dos libros a los que me refiero. El éxito de la sección, que registró 118 entregas semanales, se alcanzó en los últimos años de la dirección de Martín Domínguez al frente del periódico, y continuó cuando fue sustituido por José Ombuena en 1958.

Desde mi punto de vista en estos libros, que reúnen un conjunto ordenado de 30 rutas, el autor ya marca su característico estilo informativo, literario y de divulgación geográfica. En los años ochenta tuvieron una versión ampliada, escrita en valenciano, en los tres volúmenes editados por Tres i Quatre. Las 53 rutas que recogen estos tres nuevos libros fue un paso más en el exigente camino de ediciones emprendido por Soler Carnicer en aquellos años. Todo aquel esfuerzo informativo y documental dió como resultado, poco después, su gran obra de madurez, los cuatro volúmenes de Nuestras tierras, editados por Vicent Garcia Editores, y un quinto volumen, Nuestros pueblos, que en cierto modo representaron la puesta al día de las observaciones del naturalista Cavanilles y de otros reconocidos viajeros y cronistas de nuestra tierra. Por esta y otras razones, el premio que hemos entregado a su familia tres años después de su muerte (falleció el 22 de mayo de 2020) está plenamente justificado. Pepe Soler es nuestro Cavanilles del siglo XXI.

Los libros de rutas, en la especialidad de las ediciones de viajes y turismo, constituyen un género que siempre daban buenos resultados comerciales antes de que la información virtual copara las consultas viajeras. En cierto modo ayudaron a potenciar el viaje por geografías locales en coche privado y a favorecer salidas en moto para desplazarse por un país que conocíamos poco pese a trabajar y vivir en el. En los años 60 estábamos de moda los domingueros que podíamos coger la Vespa o subir al Seiscientos para conocer de manera autónoma, sin depender de nadie, destinos valencianos alejados de la ciudad donde residíamos. Precisamente, para facilitar la redacción de estas rutas uno de los propietarios de Las Provincias, el empresario Enrique Reyna, le ofreció un medio de transporte, pues Pepe Soler no disponía de vehículo: coger su Vespa, que tenía parada en el garaje, hasta que el escritor pudiera comprar un Dos Caballos. El escritor lo cuenta en la edición privada de Todo empezó en la Fonteta (Sergraf Integral, 2013), una sintética autobiografía, ilustrada y novelada, muy interesante para conocerle mejor.

En el prólogo del primer libro, que reproduce La Albufera en la portada, Martín Domínguez elogia el éxito de la sección de rutas que él puso en marcha porque “era un indicio consolador del resurgimiento de un patriotismo local nutrido no por vagas y abstrusas nebulosas de tópicos románticos, sino por el pan y la sal directísimos del ansía de conocer y recorrer la tierra propia”. Antes de esta reflexión, describe al autor como “salido de ese mundo entusiasta, puro y ejemplar de los excursionistas valencianos, merecedores en todo de ser compatriotas de Cavanilles”. En la década de los 60, España comienza a abrirse  al turismo internacional y los españoles también empezamos a interesarnos por descubrir los parajes poco conocidos de la tierra, la patria, el país en el que vivimos.

Cada ruta, en los libros editados por el periódico, está marcada por un primer gráfico que indica la longitud del recorrido, el itinerario principal y los lugares interesantes. A continuación, el dibujo del viaje sobre un mapa ayuda a convertir el volumen en compañero informativo al que se consulta directamente en ruta, mientras el copiloto va leyendo las indicaciones y consideraciones del autor. Pepe Soler pone en cursiva en la cabecera de la ruta una reflexión subjetiva sobre el ambiente social y paisajístico que el viajero va a encontrar en el itinerario elegido. Luego, el texto general se divide en diferentes apartados que marcan zonas comarcales diversas. A lo largo del capítulo numerosas fotos anticipan la experiencia de lo que el viajero quiere conocer. También pequeños planos insertados en el texto ayudan a una lectura parcial y básica de fragmentos del mapa general situado al inicio del capítulo. En definitiva, el autor reúne en una maqueta inteligente y eficaz los elementos informativos necesarios para hacer atractiva la propuesta, que incluye también tramos a pie por montaña. Y todo ello gracias al trabajo de varias personas a las que el autor reconoce de corazón su colaboración: archivos fotográficos de Luis Dupuy, Vicente Ferris Garcia, Centro Excursionista de Valencia, entre otros; planos y dibujos de Vicente Izquierdo y equipo técnico de la imprenta donde se trabajó el libro, los talleres tipográficos de Papelería Vila.

La relación con la orografía y la realidad geográfica, con el paisaje natural, es prioritaria en el trabajo de campo que realiza Soler. Actúa como un exigente excursionista que cuenta lo que ve y estructura la ruta de acuerdo a la lógica interna de cada paraje. Considera el itinerario como una sucesión de cuencas de ríos, o cursos marcados por generosas fuentes, y de sierras, cumbres y picos que determinan los espacios de asentamientos urbanos y de culturas antiguas (romanos, iberos, árabes) que se apropiaron del territorio para transformarlo en productivo y protegido de agentes externos destructores.

En la justificación del libro habla de la metamorfosis que ofrecen los elementos iconográficos del paisaje valenciano al viajero que, desde el interior de la meseta castellana, cruza nuestra tierra para alcanzar el Mediterráneo: primero encuentra pinos, luego viñedos, algarrobos, olivos, naranjos, productos de la huerta, acequias de agua dulce, flores, arroz y agua de mar. Una bella descripción de la dualidad montaña-playa que nos define.

El éxito de ventas alcanzado por el primer volumen animó al periódico a publicar el segundo en 1964. Si el primero estuvo dedicado a la memoria de su abuelo paterno, este lo dedicó a sus padres que “fuera de ella, me enseñaron a querer a Valencia”. José Soler había nacido en el barrio de Ruzafa pero por represalias del franquismo contra su padre, que había sido comandante republicano, la familia vivió fuera de su tierra, en Asturias, varios lustros. Esa biografía menos conocida de nuestro querido autor recuerdo que afloró cuando le presenté hace unos cuantos años su novela breve La guerra no terminó el 1 de abril de 1939, ganadora del premio Villa de Chiva 2003. Es una historia de amores truncados por la contienda española, con el conflicto social que para muchas familias significó tener a sus allegados como presos políticos obligados a construir la presa de Benagéber después de la guerra civil. En las dos dedicatorias late, por tanto, el pulso de un sentido homenaje al sufrimiento de sus mayores.

La portada del segundo volumen está dedicada a los característicos picos del paraje Els Frares de la Serrella, de Quatretondeta. Una foto de Jarque, tratada técnicamente en el laboratorio, permite al escritor responder a la pregunta que fue título de uno de sus primeros artículos en prensa: ¿También hay montañas en Valencia? La franja litoral, llana, productiva, muy habitada, siempre se llevaba la palma informativa cuando se hablaba del paisaje valenciano. Pero Soler Carnicer trabajó incansablemente por popularizar la diversidad y los contrastes geográficos valencianos, y para ello equiparó el amplio paisaje de interior y de montaña con el tópico universal de Valencia, huerta, sol y playa. Por esta razón, las 14 rutas de este segundo libro constituyen un gran homenaje al interior de montañas, picos, viñedos y frutales. 

El director de Las Provincias, José Ombuena, reconoce en el prólogo del segundo volumen el sentido empírico y la veracidad con que el autor escribe sus rutas: “Viaja y cuenta lo que ve, tal como lo ve, haciéndonos la merced preciosa de un inventario fiel de pueblos y paisajes”. Esta gran dosis de realidad determina mucho su estilo literario, preciso, objetivo, descriptivo, con vocación de permanencia, sin adjetivos innecesarios. En todo momento Pepe Soler evita una información rápida y utilitaria como la que hoy en día define el género viajero de las rutas o escapadas de fin de semana. 

La difusión y reedición que tuvieron ambos libros durante largos años demuestran que el autor supo empezar en los años sesenta del pasado siglo una dilatada y solvente trayectoria de reconocido escritor de viajes y turismo, esfuerzo que nosotros ahora compensamos y homenajeamos con el reconocimiento y el premio entregado a la viuda e hijas del gran amigo. 


lunes, 30 de octubre de 2023

PUBLICAT EL POEMARI VALENCIÀ DE L' ERUDIT FERRER I BIGNÉ

 El professor i investigador Rafael Roca, especialista en la branca valenciana del moviment cultural de la Renaixença, ha reunit la poesia i la prosa valencianes escrites per l'erudit Rafael Ferrer i Bigné (1836-1892), en un esperat llibre, editat per l'Institució Alfons el Magnànim en la col·lecció Biblioteca d'Autors Valencians.

Este membre destacat de la generació cultural que va liderar Teodor Llorente, fundador i director del diari Las Provincias (1866), va publicar els textos, que ara reuneix Roca, en nombrosos periódics i revistes de Barcelona i València. Vull imaginar que esta va ser la voluntat de Ferrer i Bigné:publicar en vida una antologia de la seua poesia escrita en valencià, com la que ara s'edita.

Així ho havia fet el seu mestre i amic Teodor Llorente amb els 37 poemes del Llibret de versos (1884), selecció que posteriorment va anar revisant-se i ampliant-se en edicions crítiques de 1902 i 1909. Temps després Lluis Guarner va revisar i va completar en 1983 tota la seua poesia valenciana i el professor Roca, el 2013, va publicar el volum Obra valenciana completa en una edició de la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

També el seu coetani Jacinto Labaila va reunir en Flors del Túria (1868) i Flors del meu hort (1882) les seues rimes més notables per a ocupar un lloc literari destacat en la Renaixença. El poeta Querol arran publicar el seu poemari Rimas (1877) va conquistar el reconeixement general de crítica i lectors, admiració literària que es va renovar en una nova edició de 1891 i amb una antologia ampliada, Poesias desconocidas (1967), editada per Lluis Guarner. El prolífic Constantí Llombart també va voler ser pioner en la recopilació i publicació de la seua llarga producció d'epigrames.

Per tant, Ferrer i Bigné estic segur que va somiar una oportunitat editora semblant als llibres publicats pels seus companys de generació. Malgrat aixó, la realitat no va ser eixa. Per diverses raons, poemes i escrits van quedar dispersos en les pagines de les nombroses publicacions on va escriure amb regularitat en qualitat de periodista i articulista format en lleis i humanitats. Tant sols va publicar en llibre una xicoteta part de les seues investigacions dedicades a l'història de la literatura del país. I l'important material informatiu publicat en premsa mai va transformar-se en llibres. Fa uns anys hem pogut conéixer el conjunt del seu treball de recerca en accedir als manuscrits conservats en l'arxiu familiar, ara depositat pels descendents en la Biblioteca Històrica de l'Universitat de València.

Entre les propostes de llibres treballats per Ferrer trobem El Parnàs Valencià, una història projectada en tres volums, dels escriptors valencians des del segle XIII al XIX. Cada autor seleccionat per a esta ambiciosa antologia, iniciada amb la col·laboració de Llorente, está representat per unes anotacions biogràfiques i la reproducció d'alguna peça literària. Finalment el nostre escriptor només va publicar el primer volum, i va guardar a l'arxiu els materials dels altres dos. 

Per esta raó, entre altres, el treball de cerca i edició fet per Roca cancel·la i satisfà, amb gran eficàcia literària, filològica i divulgadora, el deute històric que teníem els valencians amb el notable paper cultural i periodístic que va exercir Ferrer en la segona meitat del vuit-cents. Recordem que la seua generació va defendre l'ús cultural del valencià, en coordinació amb altres països que parlen i escriuen el català, enfrontant-se a sectors burgesos que els acusava de separatisme.

En la mateixa col·lecció del Magnànim on apareix la novetat editorial que estic ressenyant, Rafael Ferrer i Bigné. Escrits valencians, l'escriptor Eduard J. Verger, fa cinc anys, va reeditar i ampliar la seua Antologia de poetes valencians, del  segle XIV al XIX, la primera versió de la qual  havia publicat en dos volums en els anys 1982 i 1983. Esta selecció inclou al nostre erudit Rafael Ferrer, representat per un llarg poema dedicat a Lo Rat Penat, societat que va presidir en 1881 y 1882. Verger ho situa en la generació literària que va marcar el trànsit del romanticisme al premodernisme.

Rafael Roca afirma en l'introducció que "entre les trenta-cinc composicions que ens han pervingut se'n distingeixen algunes d'un notable simbolisme i qualitat, que el situen entre els poetes més destacables i meritoris del segle XIX valencià". El poema Tirant a la joia (1867), dedicat a la patrona de València en conmemoració del segon centenari de la seua entronització, i els dos textos patriòtics, de gemanor cultural i històrica, Les tres germanes (1865) i La creuada dels poetes (1866), marquen, segon Roca, "la triada lírica més famosa de Ferrer i Bigné, la que més fama li va fer meréixer". Vull destacar el cèlebre vers de l'últim poema: "¿per què, com un sol home, s'alçeu tots a una veu?". Es refereix a la germanor de València, Catalunya i Mallorca.

Junt amb els poemes de caràcter patriòtic i d'influència religiosa, Rafael Roca reuneix diversos poemes de caràcter intimista familiar i altres destinats a recordar tradicions i costums de l'horta i les terres de l'arròs. En el Calendari de l'hortolà (1879), el poeta relaciona cada mes amb una fruta: "Octubre diu, tronxant-se, lo magraner/ carregat de magranes que engronsa el vent". En Cançó de l'arrosser (1877) observa els camps que la familia tenía a Silla. "L'aigua, corrent pel camp a baix, /besa i refresca lo peu del guaix". L'any 1873 va naixer la primera filla, Carmen, i també va morir la seua mare Josefa, a la qual recorda en el poema Any nou. A ma filla (1874) en l'amor que ofereix a la seua primogènita: "Comprenc, per lo que t'ame, lo molt que ella em volia,/ este any és just jo done lo que el passat rebria..."

La part del llibre dedicada a la prosa reuneix semblances biogràfiques de tres autors destacats en la literatura valenciana del vuit-cents: Tomás Villarroya, Josep Bernat i Baldoví i Pasqual Pérez i Rodriguez. També recupera un article sobre el testament d'Ausiàs March i el discurs que Ferrer i Bigné va pronunciar el 1881 en prendre possessió de la presidencia de Lo Rat Penat, text que alguns investigadors assenyalen com a defensa del secessionisme lingüístic, quan en realitat representa la defensa de la denominació dialectal de la llengua valenciana o llemosina en el marc general, filològic i literari, del català.

Si no és així, no pot entendre's que Ferrer fora membre de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona i aspirara a formar part de l'acadèmia dels poetes occitans representats pel premi Nobel Federico Mistral, al qual el poemari dedica un amistós brindis: "¡Per ço jo, de l'estol llassa oroneta, /ta veu, que alenta, t'agraïxc, poeta!". La correspondència, conservada en l'arxiu familiar, que analitza el professor Roca en la introducció acredita les bones relacions que van mantindre els escriptors valencians i catalans que van impulsar la Renaixença.

Esta cuidada edició, treballada amb minuciositat per Roca, afegix a la biografía de Rafael Ferrer i Bigné que vaig escriure fa uns anys, en valencià i en castellà, un material literari de primera má, imprescindible per a conéixer el llegat literari. El nou llibre completa la recuperació del seu compromís cultural, iniciat quan l'arxiu familiar va ser accesible després de 125 anys de conservació.

jueves, 14 de septiembre de 2023

CASANDRA Y TEODORA, MONÓLOGOS DE IRENE PAPAS

Cuando hoy, 14 de septiembre de 2023, se cumple el primer aniversario de la muerte de la actriz  griega Irene Papas, creo importante recordar su faceta profesional poco conocida, relacionada con una escritura teatral adaptada a su intensa manera de interpretar y representar personajes. Durante su larga e interdisciplinar trayectoria artística en la pantalla y en el escenario no ocultó la fascinación que le producían dos mujeres que lucharon por hacer escuchar su voz en la Antigüedad: Teodora, emperatriz de Bizancio, y Casandra, hija de Príamo y Hécuba. 

Esos dos nombres pertenecientes a nuestra tradición mediterránea fueron objeto de unos textos escritos en griego moderno por Irene, que tuvo interés en traducir al castellano durante el período histórico que colaboró con la cultura española, entre 1987 y 2007. El primer monólogo - que también está traducido al inglés por Michael Cacoyannis-, lo representó numerosas veces, acompañada por cantos bizantinos. Por el contrario, el mito de Casandra nunca lo transformó en espectáculo personal, tal vez por no estar segura de la fuerza teatral del extenso monólogo que había creado, inspirada en otros textos sobre el personaje. 

Hay que señalar que Irene nunca pretendió que se le reconociera como dramaturga o poeta, aunque personalmente gozara escribiendo textos ajustados a las reglas literarias de estas disciplinas. Otra aspiración que también tenía era dirigir cine, pero nunca dió el paso o encontró la oportunidad. Por el contrario, en ese período de cambio de  siglo se dedicó a fondo a dirigir espectáculos en los que también actuaba.

Teodora tuvo que luchar en el siglo VI d.C. por su injusta consideración social de prostituta, pues había sido una artista vinculada al mundo del espectáculo antes de unirse a Justiniano I. Esa mala fama ella la transformó en una acción positiva, al regular un conjunto de medidas sociales favorables a las mujeres que remaban contra corriente en la sociedad de su tiempo. Esas normas, anticipatorias de lo que sería la  lucha de la mujer en otras culturas no bizantinas bastantes siglos después, pasaban por garantizar los derechos de propiedad de la esposa cuando se aplicaba el divorcio en un matrimonio, prohibir la prostitución forzosa, crear centros para ofrecer nuevas oportunidades sociales a las mujeres que quisieran dejar la prostitución, castigar con la pena capital el delito de violación... y así otras decisiones que, indirectamente, ayudaron a encumbrar la fama política del emperador, su esposo, en el imperio turco.

                                    


Teodora, emperatriz vinculada a la tradición histórica, mujer de carne y hueso, que Irene homenajeó sobre varios escenarios europeos con un espectáculo de carácter intimista y marcadamente poético, tuvo su complemento dramatúrgico en el tratamiento literario del mito de Casandra, que Irene desarrolló a lo largo de un bello, largo y extenso poema dramatúrgico inspirado en una profunda reflexión, ensayística y novelística, de Christa Wolf. La rémora social del poder patriarcal y la capacidad adivinatoria y anticipatoria del feminismo marcan la corriente de fondo de la extensa y solitaria reflexión en el largo relato creado por la escritora alemana. Irene eligió el mito de Casandra para ejercer su pasión interpretativa y literaria, después de haber convivido y representado infinidad de heroínas y personajes escritos por los maestros de las tragedias griegas. A Irene le inquietaba que una sociedad no aceptara, e incluso fuera capaz de condenar, a una mujer que deseaba anticipar la verdad del futuro ya que gozaba del don de la profecía, regalo de los dioses.

Casandra y Teodora, dos mujeres con voz propia en la Antigüedad, elegidas por nuestra querida Irene para ejercer de dramaturga involuntaria, están reclamando una oportunidad lectora para que algún día puedan leerse en una edición en castellano y animen a determinadas intérpretes de nuestro país, deseosas de asumir riesgos, a representar estos textos en escena. El monólogo de Teodora fue la lección académica con la que Irene fue investida doctora honoris causa en la Universidad Tor Vergata de Roma en 2001.


Hace un año que despedimos a Irene, pero su obra, su memoria, sus creaciones artísticas, sus imágenes, sus películas, sus canciones, sus escritos, siguen permaneciendo entre nosotros. Del mismo modo que mostré en su momento, en un cariñoso obituario publicado en la revista Primer Acto, palabras de sentidos recuerdos, reitero ahora en estas líneas un ofrecimiento: "Seguiremos siendo tu indestructible tripulación de un navío marcado por todos los rumbos artísticos posibles. Los amigos que te recibimos un día lejano en el teatro romano de Mérida [momento que refleja la foto de abajo] para emprender un largo viaje cultural por España, estamos seguros de que tu cuaderno de bitácora todavía no ha concluido".


Después de representar el espectáculo Poesía en el canto en la programación del Festival de Mérida en el verano de 1987, vistiendo todavía el largo traje negro que lució en escena, disparamos esta foto compartida por Elena Cuesta, Rafael Alberti, Jaime Millás, agachado, Oliva Cuesta y José Monleón, director del festival, Pepe Lliso, con el que Irene comparte manos entrelazadas, Angela Monleón , Antonio Pacheco y su esposa.  Estas personas, y algunas más, ausentes en la foto, formamos su primera tripulación, dispuesta a consolidar su inmersión en la cultura española. Apocalipsis, voz de mujer, Medea, Yerma, Las Troyanas, Hécuba son nombres de algunas de las grandes citas artísticas que Irene ofreció aquellos años al público español e italiano. 

Ahora toca rescatar y ofrecer vida lectora y teatral, como merecido homenaje póstumo, a sus textos sobre Teodora y Casandra. Queridas heroínas del mundo antiguo que Irene defendió literariamente con su ingenio y arte inagotables, y cuya traducción al castellano encargó a Ramón Irigoyen y Antonio Melero, respectivamente, para que se leyeran y representaran en nuestro país.


domingo, 23 de abril de 2023

RAFAEL ROCA REMA CONTRA EL CORRENT D'UN TEMPS DESINFORMAT

 El professor i investigador Rafael Roca ha triat per al seu darrer llibre un títol marcat pel simbolisme poètic: Proejant el temps, unes paraules que mostren l'inconformisme de la seua manera d'entendre la professió de filòleg, enfront a determinats hàbits i costums que la societat digital post pandèmia aplica al model més tradicional de coneixements i aprenentages. En el procés de canvi cultural global al qual estem sotmessos cal preservar una determinada identitat, com és la llengua que ens defineix com a poble junt a d'altres societats mediterrànies i la cultura compartida, la germanor històrica, que ens identifica com a hereus de l'antiga Corona d'Aragó i del llegat polític de Jaume I.

Esta obra, editada en la col·lecció Moment Memorialística de l'Institució Alfons el Magnànim,    representa un dietari personal de les experiencies viscudes al llarg de vuit mesos de 2019: trenta-sis setmanes, 250 díes, poc abans d'un temps molt fosc on tots es tancàrem a casa per a lluitar contra la COVID-19. Eixos mesos de por pel futur significaren, en el cas del professor Roca, un temps de reflexió sobre el paper cultural que tindrien les seues reflexions després de ser confiades als lectors en forma de testimoni personal. El pas del temps, la post pandèmia, el final d'un cicle estratègic mundial, li ha donat la raò: estem canviant alguns hàbits i costums, però d'altres maneres de viure -en el llivre les trobem- han mostrat  una resistencia inqüestionable.

Al llarg de quasi 300 pàgines l'autor actua com observador de la vida quotidiana i universitaria aprofitant un viatge docent a la ciutat italiana dels  enamorats, Verona. Un viatge amb el vent a favor de preservar una llengua i una cultura que va estar a l'origen de les relacions politiques entre països i ciutats creades per Jaume I i els seus descendents. Un viatge amb el vent en contra de la globalització, la desinformació a les aules universitaries, la post veritat a les  xarxes socials, la cultura de l'açí i ara mateix, usar i tirar.

Prendre la vida amb filologia significa, en l'obra que ens ocupa, fer d'esta disciplina universitaria un instrument per a conèixer millor la societat en què vivim i patim. Les microhistories del poble son, en el cas de Roca, fill d'Alaquàs, població de l'horta valenciana, una manera d'incorporació a la tradició europea i mediterrània. El lector gaudeix, per exemple, seguint les pistes informatives del professor que, amb paraules, llibres i documents, preten explicar als  seus veïns la gran història, la macrohistòria, que representa el Castell dels Senyors d'Alaquàs. Este meravellós edifici patrimonial, ara de propietat municipal, presideix la vida quotidiana dels treballadors i treballadores que habiten els carrers nous i antics del poble.


Quan els científics bategen amb un nom determinats fenòmens poc coneguts és quan en realitat comencen a viure oficialment davant de la nostra mirada. El compromís del professor Roca és transformar la filologia en passió y capacitat d'observació i descobriment del mon actual per comprendre millor els canvis que estem vivint i, al mateix temps, possar noms a coses  poc conegudes. L'autor ens fa gaudir quan explica l'etimologia de paraules i expressions, sense oblidar la que dona títol al llibre: proejar, un  verb en desús, l´ùltima paraula del dietari, que significa remar contra el corrent o el vent que envestix l'embarcació per la proa. Al llarg del viatge per Italia escolta la intensitat de determinades paraules: machinetta, panino, caterve, mamma, lezione.., reflexiona sobre l'ús dels dialectes que en molts països trobem, lluitant per a no desaparèixer. En determinades jornades el filòleg canvia el seu paper docent per la curiositat mai satisfeta del periodista, l'investigador, l'historiador. Trobem fils argumentals als quals ha dedicat hores, articles, reflexions, anotacions, imatges, sempre amb un raonament equilibrat, amb una prosa clara i directa, amb una contextualizació documental de les  afirmacions per a evitar no conéixer la realitat per prejudicis ideològics.


Ês un orgull que Rafael, després de demanar-me ser un dels primers lectors del seu assaig, volguera incorporar la meua firma com a prologuista del nou llibre. Este fet consolida una amistat i una relació professional que va començar quan vaig entrar en el mòn cultural de la branca valenciana de la Renaixença per investigar, escriure i publicar les biografíes de l'erudit Rafael Ferrer i Bigné i del dramaturg Manuel Millàs Casanoves. Li vaig demanar ajuda i assessorament. Gràcies als consells directes que em va donar i al model assagístic que vaig trobar en la seua extensa bibliografía dedicada a este moviment cultural, ara puc dir que el meu projecte investigador i editorial ha sigut satisfet amb bons resultats. 


L'obra Proejant el temps ens permitix descobrir la personalitat i les opinions quotidianes, com a ciutadà i professor universitari, del màxim divulgador de la trajectòria de Teodor Llorente i d'altres autors del XIX, al que estem acostumats a llegir transmetent les opinions dels creadors del valencianisme cultural i del catalanisme noucentista. En les págines del llibre trobem a l'escriptor observador, ben informat, crític sense estridències, amb sentit de l'humor intel·ligent, que mai produeix decepció.